En la mesilla de noche, una bandeja con mi desayuno favorito, una flor hecha de papel, y un par de bombones, uno de ellos de licor. Así que sonrío y me hago el remolón... Un ratito más me digo. Pero sale de la ducha, regresa a la habitación, y se tumba sobre mi espalda... El pelo todavía gotea. Siempre se lo seca mal, qué cruz... Pero no importa, me ha preparado el desayuno.
Y empieza a besarme en la cara y en el cuello mientras masajea mis brazos. No tenemos prisas. Así que la cosa se complica. Me encanta que se complique. Definitivamente es un polvazo. ¡Chapó por mí! Bueno, venga, va, tú tampoco has estao mal... Risas.
Relax.
Nunca me había fijado lo que me gusta mi habitación, la estantería llena de libros y películas. No sabía que tenía tantas. La mesa del escritorio. Parece mucho más grande. Y ese flexo que vi el otro día en el escaparate y pensé en comprar. Hoy lo veo todo más bonito. Como los estores, que me protegen del sol cuando se pone, que me da de lleno en los ojos. Los estores. Siempre pienso que cuando tenga dinero compraré unos estilosos, precisamente con ese propósito. Los estores. Coño, yo no tengo estores. Esta no es mi casa.
¿Tú quién eres?
Angustia.
Suena el teléfono.
...
Es 14 de febrero. Me despierto con la alarma del móvil, y al ir a apagarlo compruebo que hay un sms. Es publicidad de Orange. E Iván, llegas tarde. Porque eres Iván y no estás enamorado desde 1987.
Feliz día de San Valentín... Si, muller, si...
Y qué, si tus estores estilosos no lo son tanto. Y qué si las gotitas de recién duchados están jodidamente frías y el bombón de licor se derrite y te primga los dedos... 1987? Y qué, Iván? El amor está sobrevalorado.
ResponderEliminarAún así, y a pesar del cabroncete de las flechas y las alitas ahí sigues. Y haces lo que haces, y... y yo te quiero, aunque no es lo mismo y no es amor de ese chungo. Pero te quiero!
Feliz 15 de febrero, chuliño.
Algún día me pondrás un piso! Feliz feliz, rubiaza!
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